PÁNICO A LAS AVERÍAS EN TODOS LOS EQUIPOS PARA LA CARRERA DE AUSTRALIA
Renault culpa al 'software' de todos los problemas del Red Bull
El primer gran premio del año promete ser una película de miedo en el paddock. Los coches ya se encuentran en Australia y poco a poco van llegando los pilotos. La conversación con los ingenieros y mecánicos, inevitablemente, sólo versa sobre un tema: ¿Aguantará el coche?
Da igual el equipo, el motor que lleven, o hasta la previsión del tiempo, que para más inri, indica alta probabilidad de lluvia tanto para sábado como para domingo. En Albert Park hay instalado cierto pesimismo entre las escuadras. "Acabar ya es un triunfo", repiten los más osados tirando de optimismo.
"Veremos cuántos monoplazas acaban la carrera", lanzaba hace unos días Luca Cordero di Montezemolo, presidente de Ferrari. El italiano cree que en la Scuderia han logrado un nivel suficiente de fiabilidad -la palabra de moda- como para terminar.
Por cierto, que algunos hasta creen que no han mostrado todas sus cartas en la pretemporada. «Han escondido cosas, no han mostrado todo su potencial», avisa Mika Salo, expiloto del cavallino rampante y actual comentarista de la televisión finlandesa. Eso y amigo de Kimi Raikkönen.
Sin embargo, las voces de alarma son mucho más numerosas y llegan de todas partes. "En Melbourne puede pasar que ningún coche vea la línea de meta. Igual no acaba ninguno. Cada equipo ha tenido serios problemas en los test", lanza Roberto Dalla, el jefe de Magneti Marelli, la firma que proporciona la electrónica a todas las escuderías de F1.
El ingeniero transalpino expone unas razones que hacen más temible la prueba australiana. "El año pasado había una única unidad hecha por McLaren que era el cerebro en todos los aspectos. Pero ahora sólo controla una parte. El reto es conseguir que funcionen como una orquesta el motor, el turbo y el sistema de recuperación de energía", comentó.
Es más, Dalla critica a la FIA por la premura en la puesta en marcha de todos los cambios. "Encontrar las soluciones adecuadas llevaría entre dos y tres meses. Hacerlo durante tres sesiones invernales y 12 días en total era una misión imposible", recalcó en La Gazzetta dello Sport.
Consuelos
Pero, claro, todos aspiran a estar un poquito mejor que el rival. En ese sentido, Red Bull y Renault se llevan la palma en cuanto a los temores. Por si acaso, los motorizadores franceses ya se lavan las manos ante unos eventuales problemas de los campeones.
Pero, claro, todos aspiran a estar un poquito mejor que el rival. En ese sentido, Red Bull y Renault se llevan la palma en cuanto a los temores. Por si acaso, los motorizadores franceses ya se lavan las manos ante unos eventuales problemas de los campeones.
Los galos creen que las mayores complicaciones no están en su propulsor. "Tenemos que trabajar en el software, pero eso no tiene nada que ver con la refrigeración. En el motor hemos trabajado hasta el último segundo para conseguir el nivel adecuado de potencia y fiabilidad y en ese sentido creemos que está todo correcto", decía Jean-Michel Jalinier, de Renault dando la razón a Magneti Marelli.
El ingeniero francés hasta mostró ciertas dudas con su equipo de referencia. "Quizá su coche es un poco más extremo con respecto a otros proyectos, pero conseguiremos que sea competitivo", indicaba a la par que negaba una ruptura con los austriacos para 2015.
Horas de reparación
El problema no es encontrar una dificultad, sino lograr arreglarla en el tiempo suficiente para salir a pista. "Todos los equipos sabemos que si tenemos un contratiempo podemos acabar necesitando tres o cuatro horas para solucionarlo. Algunos pueden sufrirlo por la mañana y no ser capaz de salir por la tarde", se lamentaba Nick Chester, director técnico de Lotus.
El problema no es encontrar una dificultad, sino lograr arreglarla en el tiempo suficiente para salir a pista. "Todos los equipos sabemos que si tenemos un contratiempo podemos acabar necesitando tres o cuatro horas para solucionarlo. Algunos pueden sufrirlo por la mañana y no ser capaz de salir por la tarde", se lamentaba Nick Chester, director técnico de Lotus.
El ingeniero británico sí cree que dependen más de su motorizador, Renault, que de otros aspectos para estabilizar las mecánicas: "Las dos primeras carreras serán difíciles. Espero que a la tercera ya esté todo O.K. Depende de las soluciones que traiga Renault y de lo rápido que nos adaptemos".
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